Candelabros: un elemento decorativo muy elegante

Desde focos de luz, hasta auténticas piezas palaciegas de iluminación. Así podríamos resumir la historia de los candelabros. Hoy en día todavía tienen gran cabida como elementos decorativos y luminosos.

Hasta el siglo XX, los candelabros estaban en todas las casas. Su historia comienza en la Antigüedad, donde se utilizaban candelabros de varios brazos, pero con lámparas de aceite en lugar de velas.

Especialmente la menorá, el candelabro de siete brazos, tuvo una fuerte repercusión. En los templos de Jerusalén, ya se utilizaba este candelabro en el siglo v a.C. Con el paso del tiempo, la menorá se convirtió en un símbolo del judaísmo. En la Edad Media, los cristianos también utilizaban el candelabro de siete brazos, que era famoso gracias a la Biblia. En cada iglesia se podía ver un gran candelabro de pie con siete brazos.

A partir del siglo XV, en los hogares aparecieron los candeleros de dos brazos, que se podían utilizar también como iluminación de mesa. En el siglo XVIII, los candelabros se convirtieron en auténticas obras maestras que no podían faltar en ninguna celebración que se preciase. Con la llegada de la electricidad, los candelabros perdieron gran importancia como iluminación, pero la ganaron como elementos decorativos.

Decoración elegante y efectiva

Lo mejor de los candelabros es la increíble variedad de modelos y estilos. Los hay con todo tipo de forrmas, materiales y variaciones, por lo que es muy fácil encontrar el que más se ajuste a tu estilo e introducirlo como elemento decorativo en tu hogar. Conceden a las estancias una atmósfera acogedora, producen una luz cálida y agradable y son una decoración muy elegante. Puedes combinar incluso diferentes tipos de velas y estilos para lograr un efecto óptico diferente y con estilo.

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